MEMEANÁLISIS 01: SPIDERMAN Y CULPA

 



MEMEANÁLISIS: SPIDERMAN Y CULPA

Por lokes.123

Resumen

En este trabajo se intentará caracterizar cierto tipo particular de sujeción biopolítica actual, sus causas y sus efectos, a contraluz de la lectura psicoanalítica de una progresión de los ya clásicos memes de Spiderman de los 60s. La tesis principal es que la exposición fármaco-pornográfica a las redes sociales, los objetos de consumo (gadgets) y el imperativo al goce producen un sentimiento de culpa patológico que deriva en la parálisis y alienación del sujeto produciendo nuevas y diversas manifestaciones sintomáticas y reintegrándolo al ciclo infernal del consumidor-consumido.

Palabras clave

Biopolítica, Culpa, Memes, Psicoanálisis, Spiderman

 

Como todo el mundo sabe (¿) -alerta posible falacia argumentativa-, culpa y deuda son equivalentes. CULPA = DEUDA.

En alemán, culpa y deuda se expresan mediante la misma palabra, “schuld”. Y “ser deudor” {Schuldigsein} también tiene la significación de “tener la culpa de” {schuld sein an}. Heidegger sitúa el ser deudorx como “ser el fundamento de una deficiencia en el ser de otrx, de modo tal que este “ser el fundamento” se presente como “falta” en cuanto a su finalidad: la deficiencia consiste en no haber dado satisfacción a una exigencia que afecta al existente “ser con” {Mitsein} otrxs. Ser culpable es tener que responder a una falta ante otrxs: unx tercerx, unx mismx, el propio deseo, etc. (Lombardi, 2016).

Spondeo (latín), del que deriva responsabilidad, significa: “salir de garante de alguien (o de sí mismo) en relación a algo y frente a alguien”. Spondeo, en la antigua Roma, significaba que el padre se comprometía a entregar a su hija al pretendiente, como sponsa. En inglés, tenemos el equivalente engagged (compromiso) y, en la comisaría, para cuando algune se porta mal, las esposas. Un sponsor es, entonces, un garante o garantía.

Obligación (del derecho romano arcaico ob-ligatio): liga, compromete a garantizar la reparación de una ofensa. Ob-ligarse: hacerse cautivx, para garantizar una deuda.

Entonces, estar en deuda ob-liga a re-spondere, es decir, hacerse cautivx de una respuesta que el sujeto[1] debe dar, y, en tanto no la de, escape o muera, permanecerá en dicho estado, fosilizado. Espero sepan disculpar este soporífero malabar etimológico, les ruego no intenten comprender demasiado pronto y confíen, aunque sea momentáneamente, en que todo esto demostrará ser significativo más adelante. Ahora sí, pasemos a lo importante.

Como afirma Deleuze, en el pasaje de la sociedad disciplinaria a la sociedad de control, el sujeto ya no está encerrado sino endeudado (Deleuze, 1990). La deuda es sólo una de las múltiples caras del control. Los estados que contraen deudas anatosísmicas[2] (con el FMI, por ejemplo) sufren un detrimento en su soberanía y en la capacidad de tomar decisiones sobre su propia política económica, debiendo hacerse  a un costado y aplicar las “fórmulas” o “programas” (planillas de Excel) o “procesos de reorganización nacional” impuestos por la injerencia alienígena. Las deudas de la gente común en materia de salud y educación privada lxs vuelve esclavxs de cuotas, de bancos y de tasas inhumanas. Un sujeto endeudado es un sujeto controlado.

 


Del mismo modo, la culpa (más precisamente el sentimiento consciente o inconsciente de culpa, para utilizar la terminología freudiana), como obligación de responder, opera en forma de una sujeción biopolítica en un nivel un poco –sólo un poquito- más oscuro, un nivel psicológico más sutil, más capilarmente disimulado, pero con los mismos efectos finales. El sentimiento de culpa conlleva a la parálisis, y la parálisis produce más culpa, arrojando al sujeto a un nuevo círculo anatosísmico. Un sujeto culpabilizado es un sujeto dominado.

El objetivo de este trabajo es observar y señalar el mecanismo culpógeno descripto a partir del análisis de una serie dialéctica materialista (¿) de unos ejemplares silvestres, de flora-fauna internetística, a.k.a. memes, de carne y hueso, entendidos como una manifestación cultural, producto y síntoma de época: un elemental de bits y datos y textos y subjetividades encarnadas.

 

Para arrancar con una premisa, un universal, porque por algún lado hay que empezar, en un primer momento (IMG 1a), observamos que Spiderman se siente infeliz, triste, melancólico, podríamos decir, porque percibe que su vida, o lo que él cree que percibe que es su vida, no está a la altura de los estándares esperados por él, por el Otro y por quien sabe cuantxs otrxs más que él percibe que lo perciben percibiendo su vida. La gente tiene vidas tan interesantes en las redes sociales, o eso es lo que aparenta por lo menos -lo que percibe[3]-, y Spiderman simplemente está sentado ahí, masturbándose. Esta comparación, esta diferencia jerarquizante e inferiorizante que Spiderman se aplica a sí mismo, produce una merma significativa en, digamos, su autoestima.

La segunda imagen (IMG 1b) se mantiene en esta primera premisa, sólo cambian algunos detalles contingentes. Todxs sus amigxs están realizando cosas espectaculares, grandes avances para el progreso de la humanidad, y Spiderman simplemente está sentado ahí, masturbándose. La lógica no está tan errada en este punto ni es tan descabellada, es decir, según lo que el sentido común indica, lo esperado en función de la norma social, es que es mejor ser productivo y tener una vida interesante y feliz, que estar simplemente sentado ahí, masturbándose. Ok, hasta acá la cosa tiene un poco de sentido. Spiderman debería salirse un poco de su onanismo compulsivo y su estar-simplemente-sentado-ahí, y ponerse un poco las pilas. Pero pasemos a la segunda premisa, a saber, el primer movimiento dialéctico.

En la imagen 2a, las cosas se vuelven ligeramente más bizarras, hay un deslizamiento del sentido original, una capa de ironía se superpone, y hace su aparición un elemento meta-memístico: estamos ante un meme que habla de memes. Todo el mundo, (everybody), está haciendo memes sobre Spiderman masturbándose, y Spiderman sigue ahí, simplemente sentado, masturbándose. La constante permanece constante: la parálisis pajera de Spiderman. Lo que cambia es que lxs otrxs ya no están salvando el mundo ni siendo felices en las redes sociales, están haciendo memes de Spiderman, lo cual, por más importante que pueda ser para la realidad psíquica de cada quien, y no hay ningún problema con eso, resulta ciertamente menos espectacular que lo enunciado en los memes de la primera premisa. No hay dudas de ello. Pregúntesele a cualquier señora del barrio al respecto. Realícese cuantos estudios estadísticos demográficos cuanti y cualitativos como se desee. Los datos son los datos, y un vaso es un vaso, y un plato es un plato. Hasta nuevo aviso.

El cuarto meme (IMG 2b) constituye una nueva mutación meta-memística del original, una nueva cepa -arre-, pero no tan disruptiva respecto de su ADN celeste como para ser considerada una nueva especie, es decir, no aporta nada nuevo, se mantiene en la línea de lo que definimos en la segunda premisa. Spiderman se pajea, Batman se pajea, y listo. El chiste está en una suerte de remix del remix, que apela a un sentido en el sinsentido que a algunxs debería parecerle gracioso. En fin.


 

En el segundo movimiento dialéctico, la tercer premisa, es donde se revela lo interesante de este memeanálisis (IMG 3). Lo ominoso, de entre tantas idas y vueltas, tantas sacudidas y sobre-análisis aparentemente innecesarios, nos muestra su verdadero rostro. Spiderman sigue simplemente sentado ahí, masturbándose, pero lxs otrxs, lxs demás, ya no están luchando por la paz mundial, ni siquiera están haciendo memes, simplemente están masturbándose, lo que lxs pondría en pie de igualdad con Spiderman, ¿o no? A ver, según la lógica Spidermaniana de la primera premisa, la raíz del sentimiento de culpa era la desigualdad entre el status social, pongámosle, o entre la improductividad de Spiderman en relación con lxs otrxs imaginarixs. Bueno, ahora nos percatamos de que no es así, la cosa no funciona así en el aparato psíquico de Spiderman. O, cuanto menos, la lógica de la premisa inicial revela su inconsistencia. Al final, resulta que era una falacia argumentativa, una mentira que el yo se cuenta a sí mismo, una racionalización. ¿Qué es lo que intentamos subrayar con esto? Simplemente, señalar lo que permanece constante: la masturbación y su subsecuente sentimiento de culpa (=deuda, o desviación respecto del deseo). Masturbación y culpa están asociadas desde tiempos inmemoriales, no hace falta detenerse a desarrollar al respecto. Quizás sí podríamos agregar que la masturbación (la paja) es un acto esencialmente auto erótico que se realiza en solitarix y en un contexto de aislamiento, prescinde de todo lazo social, entonces podemos extender la hipótesis: masturbarse también equivale a ver memes, hacerse una paja mental. Lo que demuestra esta serie dialéctica es que la masturbación y su equivalente, el sentimiento de culpa, son el núcleo irreductible, el ADN inmortal de este meme, el meme detrás del meme (o el meme-replicador detrás del meme-máquina-de-supervivencia[4]) que se ha replicado exitosamente a través de mentes, subjetividades, redes celulares y cables de fibra óptica, como un bit mínimo de información cultural, resistiendo a la muerte y el olvido en el struggle for survival gracias a su eficacia simbólica para transmitir un Real, un pedacito del alma humana.

Si me han seguido hasta acá muchas gracias, y espero que no hayan quedado muy perturbadxs, porque lo que viene es todavía peor. *modo serio* En la época de Freud, las neurosis se producían por efecto de un sistema social represivo y disciplinario (moral victoriana, burguesa, católica). El sujeto luchaba contra la ley interna y la ley externa en busca de la satisfacción, y cuando el conflicto entre el deseo y La Ley se volvía muy intenso, aparecía la psicopatología, léase, por ejemplo, el sentimiento de culpa neurótico[5]. En esta fase del capitalismo tardío, las cosas son bastante diferentes, se diría que más bien lo contrario. El capitalismo es una fábrica de producir culpables y deudores (Lazzarato, 2012). Lxs sujetxs, como homo-consumens, estamos compelidos constantemente (como condición sine qua non para sostener un sistema económico basado en la acumulación y producción ilimitadas) a consumir, comprar, desechar, gozar, disfrutar, tener vidas interesantes en las redes sociales, ser productivxs, inventar drogas, curar el cáncer, masturbarnos, ser empresarixs, todo eso y mucho más, más allá del principio de placer. Es la reversión de la represión disciplinaria. Ahora, aparentemente, todos los límites se han eliminado, todas las barreras morales y económicas de la “primitiva” era de la pre-hegemonía-total-del-capitalismo se han levantado: “imposible is nothing”, la quimera meritocrática, “sé tu propio jefe” (=sé tu propio esclavo), reduciéndose a un imperativo ciego: ¡goza!, de imposible cumplimiento y que conlleva una contradicción lógica: nadie puede ser obligado a gozar (lol). Es obligatorio gozar, obligatorio consumir y obligatorio ser productivxs todo el tiempo. Quien no invierta todos sus esfuerzos en ello comete un crimen, un crimen contra el capitalismo. No consumir y no ser feliz es un pecado, un pecado capital, podríamos decir. Y quien no pueda seguir el ritmo frenético, rabioso y escatológicamente vertiginoso del ciclo enfermizo del capital, pues bien, quedará como Spiderman, no sabiendo ya frente a qué ni frente a quién sentir culpa, endeudado en un laberinto donde ya se olvidó cual era la deuda por la que había que responder. Sólo una certeza le queda a Spiderman: el sentimiento culpógeno que lo acompaña a donde quiera que vaya. Este sentimiento, causa de sentirse “no lo suficientemente buenx”, se manifiesta de diversas formas, a saber, fantasías de auto castigo, depresión, aislamiento, auto reproches, inmovilidad, sensación de inutilidad, “consumos problemáticos”, adicciones y cancelación del deseo. Con estas coordenadas, completamos nuestro algoritmo inicial:

CULPA = DEUDA -> SOMETIMIENTO -> STASIS -> CULPA = DEUDA -> AD INFINITUM…

Y colorín colorado, no hay futuros posibles para el realismo capitalista apocalíptico. No, mentira. Lo que se intentó caracterizar en este ensayo, con un éxito altamente dudoso, es tan sólo un (1) tipo de sujeción biopolítica o psicopolítica (Byung Chul Han, 2000), entre otros, que es consecuencia de los efectos del discurso capitalista (Lacan, 1972). No significa que esto suceda todo el tiempo ni en todxs lxs individuxs, pero es posible detectarlo con una simple mirada atenta en más de una ocasión y en los lugares más recónditos y dispares entre sí. Lamentablemente, no tengo pruebas al respecto, pero tampoco dudas. En resumen, es básicamente un sentimiento (entre otros) de culpa o deuda constante, indeterminado y generalizado, que es producto de una exposición brutal y fármaco-pornográfica[6] a los objetos (gadgets) tecnocráticos y su correspondiente imperativo a consumirlos. Empujando al sujeto a atracones bulímicos de satisfacción (real o simbólica) que, persiguiendo asintóticamente el ideal de alcanzar la saciedad en algún momento, lo dejan agotado, vaciado (y viciado) y más consumido que consumidor. Ya que la falta estructural (vacío existencial) que es causa del deseo, nunca es colmable por completo, y esto es precisamente lo que oculta o niega el discurso capitalista.

Si no empezamos a pensar a los memes, van a ser ellos los que nos van a pensar a nosotrxs, y quién sabe lo que puede pasar si lo que nos controla pasa al nivel 2[7]. *pianito dramático de Dross* La idea de este memanálisis es echar un poco de luz, visibilizar, dar una señal de alerta sobre los usos y efectos de los dispositivos virtuales y multimedia sobre nosotrxs. Un nosotrxs que, toda vez que se involucra más y más en el barro de la ciber-cultura tecnocrática del neoliberalismo, las redes y el consumo de memes, debe redoblar los esfuerzos por des-naturalizar las sutilezas de lo que se pretende presentar como que “no existe” o “siempre fue así”, a los fines de perseguir el horizonte de la construcción de un sujeto político colectivo, una comunidad, no asediada por formas de control mental remoto que no puede reconocer, y, en tanto no las pueda reconocer, mucho menos emanciparse.

 

BIBLIOGRAFÍA:

·         Byung-Chul H. (2014). Psicopolítica. Herder Editorial.

·         Dawkings, R. (1976). El gen egoísta (The Selfish Gene). Editorial Oxford University Press.

·         Deleuze, G. (1990). Post-scriptum sobre las sociedades de control. L’Autre journal Nº1.

·         Freud, S. (1909). A propósito de un caso de neurosis obsesiva. En Tomo X, Sigmund Freud Obras Completas. Amorrortu Editores.

·         Freud, S. (1930). El malestar en la cultura. En XXI El porvenir de una ilusión, El malestar en la cultura, y otras obras (1927 – 1931). Amorrortu Editores.

·         Lazzarato, M. (2017). La fábrica del hombre endeudado. Ensayo sobre la condición neoliberal. Amorrortu Editores.

·         Lacan, J. (1972). Conferencia “Del discurso psicoanalítico”, dictada en la Universidad de Milán el 12 de mayo de 1972. Inédita.

·         Lombardi, G. (2016). La culpa como índice de la posición del sujeto en el deseo. Anuario de Investigaciones, vol. XXIII, pp. 109-116.

·         Preciado, P. (2008). Testo Yonqui. Sexo, drogas y biopolítica. Anagrama Argumentos.

·         Soria, Nieves. (2019). Síntomas del discurso capitalista. XI Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XXVI Jornadas de Investigación. XV Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. I Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional. I Encuentro de Musicoterapia. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

·         Urban, T. (2013). Why Generation Y Yuppies Are Unhappy. Wait But Why. Recuperado de https://waitbutwhy.com/2013/09/why-generation-y-yuppies-are-unhappy.html

 



[1] Utilizamos el genérico masculino “sujeto” para no complicar todavía más la lectura, pero también nos referimos con el mismo término a la sujeto, le sujete, lx sujetx y cualquier otra identidad sexual de la gama continua de las disidencias de género.

[2] El anatocismo es la acción de cobrar intereses sobre los intereses de mora derivados del no pago de un préstamo, también conocido como capitalización de los intereses.

[3] RAE: 1) Captar por uno de los sentidos las imágenes, impresiones o sensaciones externas. 2) Comprender o conocer algo.

[4] Dawkings, R. (1976). El gen egoísta (The Selfish Gene). Editorial Oxford University Press.

[5] Freud, S. (1909). A propósito de un caso de neurosis obsesiva. Amorrortu Editores.

[6] Preciado, P. (2008). Testo Yonqui. Sexo, drogas y biopolítica. Anagrama Argumentos.

[7] “Can what is playing you make it to level 2?” Se pregunta Nick Land en “Colapso”, en Aceleracionismo. Estrategias para una transición hacia el postcapitalismo, Buenos Aires, Caja Negra, 2017.

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